¿Desea una nueva imagen para sus retratos? Piense de atrás hacia delante
Hablemos de los fondos
No de los del tipo molesto—que nos enseñan a evitar. Cuando nos encontramos al aire libre, lo primero que debemos hacer es observar—y verificar que en el fondo no haya nada confuso que pueda llegar a quitarle importancia al objeto.—Luego, hay que eliminar los elementos no deseados al mover, hacer zoom o intercambiar los lentes o al recortar un poco para que el cielo sea el fondo.
Al hacer una sesión en un estudio, optamos por lo claro, lo dramático o lo neutro: telón blanco, terciopelo negro o acuarelas de color de impresionistas franceses.
Todo perfecto, pero…
¿Y si creamos un fondo atractivo, intrigante e incluso fantasioso, sutil o atrevido que complemente y dirija el centro de atención al objeto? Quizás un fondo en el que el objeto quepa perfectamente—ya que esa es la idea desde el principio. Un fondo que le dé al objeto la posibilidad de proyectar personalidad. Quizás, hasta un fondo que cuente una historia.
Los fondos de este tipo rompen con los esquemas y pueden ofrecerle un nuevo conjunto de herramientas—, no cámaras ni lentes, sino ideas para elementos gráficos que generen interés, energía y participación.
Eso es lo que creó la embajadora de Nikon Tamara Lackey cuando le ofrecimos la tarea de capturar muestras de imágenes de D850 para exhibición y promoción. Sabíamos que tomaría retratos de niños—, que es una especialidad—, pero lo que nos sorprendió y encantó fue lo que le agregó a las imágenes.
Planificación previa
“Era la tarea que siempre quise hacer”, confiesa Tamara. “La idea era presentar algo creativo en cuanto a la fotografía de niños para poder mostrar las capacidades de la D850, y tenía la idea de crear mis propios fondos para las fotos, algo un tanto más interesante que los fondos tradicionales. Si bien era una tarea, gracias a la libertad que tenía, desde el comienzo lo sentí como un proyecto personal”.
Durante la primera etapa, Tamara se pasó semanas creando bocetos con una aplicación en su iPad. Luego, se contactó con una artista local que conocía por su renombre y trabajaron arduamente en los elementos de diseño y los colores.
La estructura para la obra eran dos paneles de madera contrapachada de 1.20 x 2.4 m unidos con soportes para formar una superficie de 2.4 x 2.4 m para cuatro pinturas—dos en el frente y dos en el fondo. “Para comenzar, utilizamos pintura a la tiza color blanca para contar con una superficie bien limpia para las pinturas”, cuenta Tamara.
Las pinturas permitieron considerar los espacios en los que se colocaban o saltaban los modelos, quienes se convocaron con anticipación. Tamara obtuvo las alturas de todos los modelos para saber cuánto espacio considerar en la obra de arte.
El concepto de Tamara incluía elementos en el fondo que tenían relación con los modelos. “Nos decidimos por una serie de pequeñas mariposas que aparecían en la obra de arte y en los sujetos”, dice. “Las mariposas eran como un tema, eran muy sutiles o muy obvias en las imágenes. Las compramos en una tienda de artesanías y las pintamos”.
En escena
Tamara, con sede en Durham, Carolina del Norte, alquiló un local cercano llamado The Glass Box para tomar fotografías. “Podría haber hecho la toma en mi estudio, pero este lugar tiene ventanas por todas partes y quería obtener una gran cantidad de vistas de la iluminación natural mezclándose con la luz del día”.
“Ajustamos los escenarios y la iluminación: teníamos SB-5000 y Luces Flexibles Westcott, pero terminamos utilizando un simple reflector para tomar varias de las fotos. Luego, trajimos a los niños, ya había trabajado con uno de ellos; a los demás los conocimos en un casting de una agencia de modelos. Queríamos conseguir distintos aspectos y distintas personalidades; pudimos lograrlo”.
La tarea fue una oportunidad para que Tamara dejara volar su imaginación. “Desde mi punto de vista, pude crear desde cero un proyecto personal”, dice, “algo que imaginé, que me pareció muy interesante y que no llevo a cabo en mi trabajo diario con clientes. En realidad, fue muy diferente al trabajo normal en el que trato de responder a lo que sucede y establecer algunas indicaciones básicas. En este caso, se pensó con mucha anticipación, y la parte espontánea y creativa de hacer esto realidad fue el hecho de conseguir las expresiones y los gestos de los niños”.
Puesta en marcha
Cuando le preguntamos si la tarea influiría en lo que ella podría ofrecer a sus clientes en el futuro, Tamara dijo: “Absolutamente. Incorporar una sensación más creativa (incluso crear un motivo en el fondo con diferentes luces) es algo que deseo hacer. Lo que esta tarea ha hecho por mí es la respuesta a la pregunta: ¿funciona en realidad la imagen en mi cabeza como una fotografía física? Sí, y cada vez que desarrollo ese tipo de creatividad, en un proyecto personal o algo muy diferente en mi trabajo, me parece que vuelve a darle energía a todo mi trabajo”.
Añade que no es necesario ser un fotógrafo profesional para que estas ideas funcionen. “Me encantó esta toma”, dice. “Parte de ello fue la inmensa libertad que me permitió crear lo que quisiera. Lo que sugeriría a otras personas es que, cuando lleven a cabo proyectos personales, se entreguen por completo a ellos, ya que ahí es donde van a brillar”.